Título: Buffy the Vampire Slayer.
Creador: Joss Whedon.
Actores: Sarah Michelle Gellar, Alyson Hannigan, Nicholas Brendon, Anthony Stewart Head.
País: Estados Unidos.
Año: 1997 a 2003. Siete temporadas.
Hay que empezar diciendo que Buffy the Vampire Slayer es mi serie de televisión favorita. A partir del día que empecé a recomendar la serie, he tenido incontables discusiones con muchas personas (una de las cuales inspiró este post) de si la serie es buena.
Siempre que le digo a alguien que la vea me contesta: “¡Pero es malísima!” Ya que la ven las opiniones cambian. Pero ese es el reto, hacer que la gente la vea.
Así que como buena mega fan de Buffy y promotora #1 de la serie, ahí les van mis razones para verla:
Desde que comenzó, “Buffy the Vampire Slayer” se convirtió en una serie de culto. La audiencia y los críticos se dieron cuenta de que Buffy no era una típica serie para adolescentes. Se fue haciendo claro que era una programa que lidiaba con el dolor de una manera muy real, pero utilizando elementos fantásticos a manera de metáforas sobre cosas como: la familia, los amigos, el amor, adicciones, sexo, entre otras cosas.
En la serie, aunque las situaciones que se están viendo son extraordinarias, la audiencia logra sentir una conexión con sus personajes y su trama. Es una historia que se enfoca en la humanidad de los mismos. En los errores y aciertos que comenten y como estos transforman su mundo.
Por otro lado, fue un parteaguas en la televisión, ya que fue una de las primeras series que utilizó una continuidad permanente en sus historias. Con esto me refiero a que las tramas del pasado no se olvidaron, al contrario se convirtieron en una parte nueva de los personajes y de la historia que se estaba contando. Cada nueva experiencia, problema, cada nueva y fallida relación, hicieron que el mundo de Buffy creciera, cambiara y evolucionara constantemente.
A la serie nunca le dio miedo experimentar con los aspectos negativos e inesperados de la vida, como la muerte y la pérdida (en varios aspectos). Nunca se sabe a donde van a parar nuestros personajes física y emocionalmente, y eso le da una riqueza que pocas series (aún en la actualidad) tienen.
Todo esto, se debe a lo bien escrita que está. Sus guiones logran hacernos sentir cerca de sus personajes. Se llega a sentir cariño, odio, lástima por ellos. Cometen errores, se enamora, salvan al mundo, nunca se mantienen estáticos, lo que los hace atractivos.
Se puede tomar como ejemplo a la protagonista de la historia: Buffy. Los escritores no crearon a una heroína perfecta y estoica, no ignoran su condición humana. Sí, es una mujer que salva a la humanidad de los males sobrenaturales que amenazan al mundo y que sacrifica muchas cosas en ese proceso. Pero, al mismo tiempo es una joven tratando de sobrevivir a la adolescencia con una personalidad alegre y de rubia “tonta”. Sus intereses no son intelectuales y tiene un largo proceso, a través de las temporadas, para aceptar su destino.
A parte de la heroína, tenemos un menú enorme de personajes igual de complejos. Todos con su propia personalidad, sus partes claras y obscuras. Está Willow que empieza siendo la niña nerd penosa y que va obteniendo poder y fuerza al pasar del tiempo. O Xander, el payaso, que tiene que adaptarse a su realidad y hacerse un adulto responsable. Son personajes entrañables con tramas sólidas.
A parte de escribir personajes muy reales, Joss Whedon y los escritores lograron crear un diálogo único que es de las partes más identificables de toda la serie. Cualquier persona que ha visto la serie, sabrá perfectamente de lo que hablo. Pero, la calidad de los guiones sobrepasa lo que se está diciendo. Whedon, logró convencer a sus críticos y asegurar a sus fanáticos con un capítulo en la cuarta temporada en donde los personajes, literalmente, pierden la voz. Después de este capítulo, Joss Whedon se posicionó como uno de los mejores escritores para televisión de la época.
Pero fuera de todo lo que ya se dijo, no se nos puede olvidar un elemento muy importante para cualquier serie de televisión: es divertida. Buffy tiene drama y dentro de ese drama, un humor muy particular, que a veces raya en lo obscuro. Las escenas de acción son entretenidas (aunque con un mayor presupuesto podrían haber sido mucho mejores) y tiene tramas y subtramas adictivas con muy buenos arcos dramáticos.
Ahora se preguntarán, ¿qué Buffy no tiene nada mal? La respuesta es sí, y su mayor defecto radica en los niveles de producción que no son los mejores. Además, hay un par de personajes y tramas que no funcionan. Pero todo esto se balancea con sus cualidades más positivas.
¿Y qué pasa con la mala reputación de la serie? Pues la respuesta es simple, es una serie que no es para todo mundo. Como Joss Whedon ha dicho varias veces: “I'd rather make a show 100 people need to see, than a show that 1000 people want to see. (Prefiero hacer un show que 100 personas necesitan ver, a un show que 1000 personas quieren ver).” Buffy jamás fue una serie mainstream porque estaba adelantada a su tiempo. Fue de las series que cambió la manera de hacer televisión. Y Joss Whedon logró lo que quería: una base de fans muy leal aún después de tantos años. Y al pasar del tiempo, se ha demostrado que es una pieza única en los medios.
The X-Files ALWAYS!!!!!!! lol :P
ReplyDeleteNah, honestly I do agree with all that! You're making me wanna watch Buffy now
Cat
So go on and get it! Thanks for reading :)
ReplyDeleteAngel es mejor...
ReplyDeletemmmmmm Angel!
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